“Mi hijo, era un niño feliz, muy sociable, de muchos amigos, hasta que nos cambiamos de casa y por ende de colegio, donde comenzó a sufrir de bulling. Debido a esto, ya no quería ir al colegio, lloraba, tenía miedo, angustia, se sentía sólo y su autoestima bajo totalmente...
El colegio nos recomendó apoyarnos con un psicólogo. En mi búsqueda, encontré a Leire, con quien iniciamos las terapias.
Es una excelente profesional, muy comprometida, preocupada, acogedora, pone límites con firmeza y dulzura, fue un tremendo apoyo para todos nosotros. Ha pasado el tiempo y aún cuenta con nuestro cariño y gratitud... la verdad, nos cambió la vida conocerla o mejor dicho, nos devolvió nuestra vida anterior, pero mejorada en muchos aspectos y con nuevos conocimientos”.